¿Sería posible pensar que el detenido por matar a Ingrid Escamilla no sea culpable? ¿Hasta dónde llegó su enjuiciamiento mediático? ¿Qué hay de la familia de la niña Fátima? En democracias tan deficientes como la nuestra, casi ningún medio se salva de la lógica de la nota roja: el escarnio
Texto: José Ignacio De Alba
Fotos: María Fernanda Ruiz
Los casos de Ingrid Escamilla y la pequeña Fátima se convirtieron en asunto público, igual que sus vidas. En ambos feminicidios, los medios publicaron la historia hasta la detención de los supuestos homicidas. En el frenesí de noticias pareció que los implicados pasaron directo, de la detención, a la condena. Nadie parecía recordar que los detenidos deben pasar por un proceso judicial.

Algunos medios de nota roja tuvieron material gráfico “exclusivo” de Ingrid y del lugar donde fue asesinada. Y exhibieron las fotografías sin miramientos. Pero todos los medios participaron en una especie de show, donde nadie tuvo cuidado de respetar los derechos de las víctimas y de los detenidos. La proyección mediática se interpuso ante las torpes autoridades, asegura Marco Lara Klahr.
Lara Klahr es periodista especializado en temas de justicia y derechos humanos. Es también académico, y ha escrito casi una decena de libros dedicados a analizar la prensa latinoamericana. Da talleres de periodismo y justicia y ha dedicado media vida promoviendo que en el periodismo se respete el derecho a la presunción de inocencia, así como a no violar los derechos de los detenidos.
— ¿Cómo evalúas la cobertura del caso de Ingrid Escamilla?
— Lo primero que pienso: si bien hay medios especializados, de nicho de nota roja, en sociedades tan deficitarias democráticamente como la nuestra, la nota roja está presente en todos los medios.
La nota roja no es inocente
“La primera característica de la nota roja es que aísla la realidad y la saca de contexto. La nota roja enfoca el conflicto penal y lo sitúa en el terreno del pecado y no el terreno de la transgresión legal. La nota roja plantea el debate interminable entre el bien y el mal”, explica Lara Klahr.
El investigador señala que es importante entender que la nota roja es el tratamiento que se le da a los temas de violencia. No es el periodismo dedicado a cubrir la violencia; que se encuadra como periodismo policiaco, judicial o de derechos humanos.
El académico tiene la hipótesis de que si cualquier otro medio — aunque no fuera de nota roja — hubiera obtenido las fotos del caso de Ingrid las hubiera publicado.
“Esta vez fueron medios de nota roja, por eso el debate se volvió facilón desde mi punto de vista. La pregunta interesante es si otros medios la tenían y no la publicaron, esa sería la pregunta de oro”.Marco Lara Klahr
Los otros medios
Lara Klahr dice que hay casos como el del la periodista Maribel Flores, asesinada en Puebla, donde las fotografías fueron exhibidas por el portal de Aristegui Noticias. Otro ejemplo que da es el de la niña Paulette, donde Milenio publicó retratos sin reserva o el caso de Ciro Gómez Leyva, quien constantemente publica imágenes captadas en cárceles donde se expone la vida íntima de las personas. Incluso explica, Proceso suele publicar cabezas desmembradas. También El Universal, La Jornada y Reforma violan constantemente el debido proceso.
Otros medios, como Televisa y Tv Azteca, son muy dados a hacer producciones a partir de casos, como el de Florence Cassez. O como el asesinato de Arturo Beltrán Leyva (2009) donde las televisoras y periódicos se prestaron a que la Marina modificara la escena del enfrentamiento para que fuera retratado.
Lara Klahr explica que con el asesinato de Ingrid, los llamados “medios serios” reprocharon a La Prensa y a otros tabloides de nota roja “como gritando: ‘¡al ladrón!’, cuando en realidad es que todos lo hacen todo el tiempo”.
*Publicado en: piedepagina.com [Febrero 29, 2020]