Ramón Lobo
La Covid-19 no es el nombre en clave de un Ejército extranjero. Carece de armas y aviones. No tiene banderas ni ideología; tampoco habla idiomas. El virus desconoce el significado de una frontera, solo sabe que el cuerpo humano es un buen lugar para sobrevivir y propagarse. Es absurdo iniciar una rueda de prensa con un “sin novedad en el frente” porque no existe ese frente. Nada avanza sobre nuestras posiciones. No hay trincheras, ni primera línea. Ni siquiera, enemigo. Solo es un virus. El abuso del lenguaje militar desvía la atención sobre dos asuntos clave: nuestra responsabilidad en el estallido y la gestión de la pandemia.
Estamos ante una crisis monumental que desnuda las miserias de un sistema que se creía intocable. Las desgracias sucedían al otro lado de los muros y las concertinas, del Telediario y de nuestra conciencia. En toda situación extrema, y esta lo es, hay héroes y miserables. Es la condición humana.
No podemos decir que estamos en guerra con la nevera llena, reservas de papel higiénico para mil diarreas, agua caliente, calefacción, Internet de banda ancha, vídeollamadas, Netflix, HBO y otros. No es una guerra si un gran almacén o las tiendas del barrio te pueden llevar la compra a casa. Hasta es posible encargar cápsulas de Nespresso y pasear al perro.
Publicado en: elpaís.com [Abril 2, 2020]
Foto: El País. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, este miércoles en la Casa Blanca. CONTACTO